Cada vez son más las personas que practican ejercicio físico, son mejores las zapatillas con la que corremos, más sofisticados los entrenamientos y más especializados los profesionales que los llevan, sin embargo, la cantidad de lesiones sigue creciendo. Del mismo modo, seguimos recibiendo en consulta pacientes con lesiones que se producen fuera del ámbito deportivo y dentro de su actividad diaria.
Son pocas las personas que no se han lesionado o sentido dolor a lo largo de su vida, en muchas ocasiones esta situación nos condiciona la práctica deportiva, y a menudo, la calidad de vida. Uno de los errores principales es parar por completo la actividad por miedo a empeorar la situación. Lo que debemos hacer es tener en cuenta nuestra lesión y adaptar nuestros entrenamientos.
De esta acción surge el término Readaptación, el cual se define como el proceso de enseñanza-aprendizaje mediante el cual se restablecen y mejoran los patrones físico-motores generales y específicos de un individuo lesionado, facilitando en el menor tiempo posible, un estado de bienestar óptimo, que le garantice la incorporación a su actividad habitual con normalidad y dirigida para el esfuerzo en el entrenamiento y en el rendimiento.
Actualmente, cuando tenemos una molestia física o una lesión diagnosticada por un médico, es común acudir al fisioterapeuta para que nos devuelva a un estado normal, y el papel del entrenador es fundamental también a la hora de adaptar nuestro entrenamiento. En nuestro caso, fisioterapeuta y entrenador están en el mismo equipo.